Archivo de la categoría: Filosofía

Aristóteles y el Alma

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Aristóteles y el Alma


El alma, esa construcción psíquica y mental en la que necesitamos creer; a lo mejor, por no aceptar nuestra caduca existencia, por esperar algo más de la vida, o tal vez, por creernos más de lo que somos a simple vista, por la necesidad intrínseca de un ser que urge de sentir lleno un interior que no es capaz de tocar con las yemas de sus dedos.

Pero sea por lo que sea, el alma ha recibido miles de nombres y atribuciones. Ni entre todas éstas, ni con todas, encontramos la definición ideal para darle un significado concreto. Es decir, con todo lo que se ha dicho de ella hasta ahora, no ha sido suficiente para delimitar o conceptualizar aquello que voy a tratar, el espíritu.

 

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*(Artículo Completo)

 


Lo Cultural & Lo Político

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Lo Cultural y Lo Político,

partes de un mismo árbol.


La Decadencia. (3/3)


Desde siempre para la humanidad; es decir, desde que el ser humano se le considera tal; la cultura y la política han ido cogidas de la mano. Ya en la era del paleolítico los preceptos culturales –escasos aún en comparación con hoy- condicionaban la forma del orden social, o viceversa –si se prefiere-.

El origen del término político, del griego πολιτικος con pronunciación figurada: politikós, quiere decir ciudadano, civil o relativo al ordenamiento de la ciudad. El término fue ampliamente utilizado en Atenas a partir del siglo V antes de Cristo, en especial gracias a la obra de Aristóteles titulada, precisamente con el mismo nombre, “Política”. El mismo Aristóteles definía al ser humano como un animal político por excelencia. En otros momentos históricos como en otras corrientes ideológicas, se ha considerado al humano, todo lo contrario; un ser asocial, por ende apolítico. Pero si seguimos con lo que un diccionario nos diría sobre el término, como el de la RAE: también se define como política a la comunicación dotada de un poder y relación de fuerzas. Por lo que, prácticamente abrimos el concepto a un basto abanico de posibilidades en cualquier relación entre dos o más miembros de un colectivo, sólo considerando dotado de dicha política, a la raza humana. Por tanto, a diferencia del mundo animal, debemos añadir, aquello que distingue nuestra asociación en colectivos y su regulación, de la misma expresión de otras especies.

¿Qué es entonces eso que nos distingue? Básicamente, podríamos decir que es la capacidad de dudar y plantearse (o replantearse) las formas de orden en las que nos vemos sumidos. Y la frecuencia o nivel de crítica, nos hace separarnos más en pro de encontrar aquella que se considere como la forma idónea.

 

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*(Artículo completo)

 


Relato: Más allá de un ombligo

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“Más allá de un ombligo”

Era una mañana gris. El día se presentaba tan plomizo como tedioso. Los primeros rayos de luz avisaban de un inicio que no podía decidir. Lo mismo me pasaba cada día, y cada noche.

Las sombras se esfumaban entre los humos de los coches que abrían la veda del tráfico matutino. La maldición de la contaminación parecía no tener remedio alguno, aparentaba que a ello estábamos destinados. Algo que tenía tanto de falso que sólo podía ser creíble por una mente inocente, como la del ser humano. En verdad, sólo dependía de nosotros mismos el que eso cambiase.

Como cada día, en mi particular oposición a ese antinatural devenir de mis pasos, me dispuse a coger el metro. La misma hora de cada día, un autómata más empezaba su franja horaria de movimientos. Después del reposo, tocaba desentumecer músculos y huesos. O debería decir, tuercas y engranajes.

El sol tímido seguía escondido, menos por algún diminuto rayo que intenso se colaba entre las calles provocando reflejos y dando forma a los materiales colores. Cabía esperar que el día mejorase.

Una vez dentro, viajando hacia mi destino, permanecía sentado, leyendo. Esperando sin quererlo esos placenteros efímeros momentos que puede provocar un viaje en metro o autobús. Esa mirada cómplice que insinúa una ladeada sonrisa, o aquella que denota pasión entre corchetes por una figura o acción; también, lo agradable y cordial de la convivencia, la sensación de sentirse parte de un todo que funcione al unísono.

De los primeros, me quedo con la incertidumbre de que puede que no vuelvan a pasar, que no vuelvan a cruzarse contigo esos amores fugaces; de los segundos, la esperanza de que siempre estén.

Y así, entre papeles desordenados sigo camino a mi destino. Muy cerca de él, cada vez más, mientras pienso y leo, el tiempo aparenta acelerarse.

Hoy es uno de esos días en que todo el mundo que veo a alrededor parece peculiar. Un hombre despeinado sentado delante habla por los auriculares del teléfono, parece que hable solo, claro. Una chica a un lado no para de mirarse a las oscuras puertas de los vagones mientras circulamos por los túneles, cuando llegamos a las paradas mira hacia fuera y busca donde reflejarse. Unos niños alborotados van de excursión y hacen las gracias de una pareja de ancianos. Personas de distintos colores, como la realidad, caracteres que se entremezclan. Pocas veces se ve, dar los buenos días a un desconocido, parece que sólo miramos nuestro ombligo. Pero de tanto en tanto, me sorprende alguien cediéndole un asiento al chico de las muletas; o alguien que asiente al dejarte pasar educadamente; o la chica, que al escuchar las melodías que emite un músico en el metro, se le desvanecen las malas historias de su cabeza para dejarse llevar. Un gesto amable que alumbre ese fluir, sin más.

Ya he llegado, ensimismado, como tantas veces. Un trayecto que me ha enseñado más del ser humano, como las noticias de hoy, como las novelas de moda. Un trayecto entre mil historias liado, asomando la cabeza a cada una de ellas. Un trayecto abierto y no cerrado –aunque sea bajo tierra-.

Salgo, el sol reluce. Para mi sorpresa el día ha cambiado. Una sonrisa esboza mi cara y respiro buscando encontrar el aire no contaminado que nutra mis pulmones, el aire que con tanto coche está maltratado. El día se presenta espléndido, espero traiga cosas buenas.

Un viaje te hace cambiar de una realidad a otra, aunque somos nosotros mismos quienes verdaderamente podemos cambiar la realidad en la que vivimos.

(Relato corto presentado al concurso de relatscurts de TMB, si alguien quiere verlo en la web http://www.relatscurts.tmb.cat/aspx/ca-ES/home.aspx aparece, y siempre podrá votarlo, claro…)


La Literatura del No

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C)

La literatura del No, como ejemplo del rechazo en contra del camino pactado, y ante el inevitable destino moribundo de la propia cultura.

“La historia se ha acabado” – Francis Fukuyama

Fukuyama con esta lapidaria y breve cita, resumía el espíritu del conocimiento actual, arrastrado a estas conclusiones por lo acontecido anteriormente en la Modernidad, y por ende, en la Post-modernidad. Siempre esclavos de las relaciones de poder que entre las gentes y estatus que se dan; colocando de esta manera, a cada uno en un emplazamiento –justo o injusto-.

En el mundo de la estética, y especialmente en la literatura, se ve claramente como una serie de indicios y síntomas provocan este cambio cultural, un cambio del ideal estético y de cómo y donde encontrar la belleza. Estas transformaciones salpican a las sociedades hasta hoy, dejando un abanico enorme de títulos y autores que decidieron narrar su sentir ante dicha situación.

Entre la espectral fantasía de Poe, las fulanas cojas y los jorobados repudiados de Baudelaire, o los oscuros y complejos personajes de la literatura rusa post-moderna; vemos las pautas de la ruptura de aquello que se tenía en cuenta como bello, como idílico, como divino.

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Continúa el artículo completo en: http://articulosletrasamontonadas.wordpress.com

M.C. Escher (2/2) – La Relatividad

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M. C. Escher – Relatividad


Si contemplas esta obra con atención y pretendes encontrarle un sentido a las formas, perspectivas o líneas ideales, te puedes a volver loco/a. Según Escher todo es relativo, y aquí lo demuestra fehacientemente. Si alguien te dice que en un mismo tramo de escalera dos personas, colocadas en el mismo sentido de marcha, una sube y la otra baja, lo considerarías imposible. Pues aquí lo tienes representado. Es como si fuesen dos mundos distintos pero juntos, dos dimensiones en una.

Realmente es mareante comprobar como un tramo de escalera es utilizado por sus dos partes, arriba y abajo, y sin embargo las dos personas bajan.

Todo se mezcla, arriba-abajo, frontal-lateral, etc. La ausencia de color (es una grisalla) y el rayado de las superficies consigue aumentar el efecto de confusión que la obra nos produce.

Podemos interpretar esta forma de hacer, que le es tan característica a Escher, como aquello tan utilizado de que la realidad es según el cristal por donde se mire. Es decir, esta obra nos muestra que todas estas perspectivas son coherentes siempre y cuando observes las distintas posibilidades desde la persona que traza su propia perspectiva. Quedando las otras fuera del alcance de nuestro entendimiento. Así, mirando la grisalla de Escher desde cada uno de los personajes que aparecen, podemos darle sentido a cada una de las perspectivas, pero nunca en global.

Este ejemplo fue muy usado para explicar la relatividad que abordó al pensamiento y al arte.

El Mundo de los Autómatas (01)

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Introducción

El ser humano ha ido moldeando, desde barro a roca, siempre en la ansiada búsqueda de otorgar sus cualidades a los objetos. Hace muchos siglos, y tal vez, milenios, el Hombre ha intentado recrear la vida en los cuerpos inertes. Plasmar en un cuadro, una estatua o un autómata, la más cercana expresión de realidad, y por tanto, de vida. Lo que fue, es y será la misión del artista, con tal de constatar la huella humana en ese objeto, creando así una pseudo-complicidad con la materia. Desarrollándose con lo ello de manera brusca, cambiando la naturaleza del mismo, y esposándolo a la nuestra.

Durante la historia, el artista ha ido cambiando su forma de ver y entender el arte plástico (también otros, aunque no sea el caso en este artículo). Desde la antigüedad clásica, los artistas buscaban la recreación que consideraban más bella de la naturaleza. Esto lo llevaban a cabo desde lo que se entendían como una mirada hacia el interior de dicho artista, en busca de aquello divino para varias formas de pensamiento de la época, aquello conocido como la idea. Platón (y Sócrates, claro está) tiene mucho que ver en esta concepción que marcó el devenir del conocimiento estético. La idea, por sus cualidades, era el espejo de aquello que era divino en el espíritu del artista.

Más tarde, esa idea dejaría de reconocerse directamente con lo divino dándole el calificativo de quasidea, dejando entrever de este modo que lo único divino era el dios creador. Esto llegó de la mano del monoteísmo cristiano de Europa. Estábamos ante la imitación de la naturaleza desde el interior del artista, aplicándole éste su propio concepto de bello. Siguiendo con la intención de que el artista debía y podía mejorar aquellas imperfectas muestras que lo sensorial podía adquirir de su alrededor.

Luego, llegado el Renacimiento, el artista pasaría a ser como un científico, donde las propiedades naturales del objeto de reproducción (la obra artística en cuestión), debían ser una copia real y perfecta de aquello que se plasmaba del mundo fenoménico. Pero se consideraba que el espejo de la belleza artística se encontraba directamente en la naturaleza y sus expresiones.

Con el paso del tiempo, la teoría estética creyéndose capaz de estipular las bases de lo bello y hacer de esta forma un cierta ciencia de lo bello y del placer, ha ido mutando y transformando los contenidos teóricos de las ideologías o ciencias actuales aplicándolos a la obra de arte.

Centrándonos en este caso, en el mundo de los autómatas y los títeres, hemos de decir que éstos se dan a causa del sentido antropomórfico que el humano busca en los objetos; llegando en estas figuras humanoides a la máxima expresión de dicho carácter. La composición de todo un mundo de penumbra e idealismo verificaba el interés del ser humano en dar la cualidad divina de crear vida de lo físicamente inerte; colocándose así al nivel de un Dios.

* Uno de los autómatas más famosos de la modernidad, “el Pato” de Vaucauson. Era capaz de comer, hacer una especie de digestión y defecar después.Vaucauson fue uno de los más grandes creadores de autómatas de su tiempo.

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Alejandra Pizarnik

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Nueva imagen

Una acertada pensadora argentina, Alejandra Pizarnik, atina, si más no, en aquello que se volvió un lev motiv para dos siglos de postmodernidad: desentrañar el fantasma que convulsionó tantas carreras literarias, tantos oficios y vocaciones maltrechas, y tantas personalidades frustradas.

Frustación de sentir la vida como algo distinto de lo que se está obligado a vivir. Anhelo, de que aquello que te han dicho que es el amor sea otra cosa, que aquello que te han dicho que es creer sea algo completamente distinto.  En definitiva, que las definiciones y conceptos de nuestra vida sean absolutamente algo diferente a lo que son o como se digan que son.

La postmodernidad Señoras y Señores está aquí, hemos sido avisados por personas que ya se han formulado estos pensamientos, y ello no tiene porque ser malo. Pero aunque parecemos no hacerles mucho caso, no nos dejemos enterrar cada vez más hondo, porque llegará el día en que las toneladas de tierra que reposarán sobre nuestros cimientos, sobre nuestras cabezas, serán demasiado pesadas y ya no podremos movernos ni levantarnos.

Aquella afirmación de Hölderlin, de que “la poesía es un juego peligroso”, tiene su equivalente real en algunos sacrificios célebres: el sufrimiento de Baudelaire, el suicidio de Nerval, el precoz silencio de Rimbaud, o la vida y obra de Artaud…

Estos poetas, y unos pocos más, tienen en común el haber anulado –o querido anular-, la distancia que la sociedad obliga a establecer entre la poesía y la vida.”
Alejandra Pizarnik


Caminos del espejo

por Alejandra Pizarnik

I
Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II

Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del    borde filoso de la noche.

III
Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV
Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V

Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que    abandona el viento en el umbral.

VI

Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que    fuiste.

VII
La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII

Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X
Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé.    Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI
Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII

Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay    alguien aquí que tiembla.

XIII

Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV

La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en    busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI

Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me    aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

XVII

Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII

Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX

Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una    mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la    memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi    voz.

 

Artículo relacionado con «LoS MaLDitOs» (Antonin Artaud y Charles Baudelaire) en:

http://www.articulosletrasamontonadas.wordpress.com

 

B&B

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B&B

BAUDELAIRE & BENJAMÍN


Es probable, que cuando nombremos a Charles Baudelaire, estemos, tal vez, ante la figura del poeta que fue capaz de trascender las barreras que delimitaban –en aquel momento- al arte bajo el influjo del idealismo y el racionalismo. La concepción de lo bello y sublime (como marcas de lo considerado el ideal*
[1]) se entremezclan en su poesía, con sus más temidos contrarios, la fealdad y lo decadente. Baudelaire, al igual que Benjamin, son intelectuales enamorados, de aquello que desde lo más bajo de los subsuelos urbanos, conforma un mapa macabro de las ciudades, las clases sociales, e incluso, nuestra cultura Occidental, de la que ambos provienen, y conocen bien.Baudelaire, un extravagante poeta francés que nació en 1821, en el momento en que los románticos ensalzaban los valores de Naturaleza, Belleza e Idealidad “espiritual”, como horizontes a divisar. En 1842, con la mayoría de edad, recibe una herencia familiar y toma la decisión de hacerse un dandi. Momento, cuando conocerá a quién después idolatrará como maestro, el escritor y poeta francés Thèophile Gautier. Aunque su mayor fuente de inspiración se trataba de Edgar Alan Poe, ya que como decía Adorno: “Poe es el faro de Baudelaire”.

A partir de aquí, ó más aún, su vida se volvió un torbellino de emociones, relacionado siempre con suburbios, prostitutas, y su lucha constante por reflejar que era lo que había decidido ser, un bohemio, un dandi, un verdadero poeta, un artista; que se distinguía del resto por su afán de ver en lo pequeño, los que otros mal-apreciaban. Con la embriaguez como mayor fuente de inspiración, este poeta francés de carácter libertino, removió los cimientos de los valores y “vicios” que rodeaban a los artistas y su mundo, ya que además, el suyo estaba en las calles, fuera de la élite cortesana de la época, lugares que otros ni pisaban por no manchar sus relucientes zapatos. Las zonas baja y reprimidas de las ciudades, en este caso París, eran el escenario en el que este particular y apesanumbrado bardo romántico se daba cita rompiendo los estereotipos de su alrededor. Y donde su amor por estas estampas caleidoscópicas, le haría forjar sus ideales en buscar en lo pequeño para explicar lo que acontece desde allí. Penetrando así, en la naturaleza de ello, en lo que vivía y se vivía en este ámbito, en lo cierto y en lo falso de todo esto.

 

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Artículo completo en:

http://www.articulosletrasamontonadas.wordpress.com